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Índice de documentos presentados sobre el Dr. Fernando Altamirano

sábado, 15 de agosto de 2020

Algunas frases del Dr. Fernando Altamirano

Estas son algunas frases del Dr. Fernando Altamirano, recopiladas de sus diversos discursos que quedaron registrados y fueron publicados en revistas de su tiempo.


«La ciencia, por su parte, cada día nos enseña el papel tan grande que desempeñan los bosques en la economía social  […] sin ellos las naciones perecerán […] 
¿A qué será debida la indiferencia y apatía con que, generación tras generación, se ha venido contemplando la ruina que nos amenaza? 
La explicación consiste en el error lamentable que se ha cometido prestando poca o ninguna atención en propagar los estudios de las ciencias naturales». 
Dr. Fernando Altamirano (1848-1908) 
Discurso del 1 de agosto de 1895-“Necesidad de la repoblación de los bosques”-


«¿Conservaremos aún la apatía de no perseguir a los destructores de los árboles y la indulgencia criminal de no castigarlos?». 
Dr. Fernando Altamirano (1848-1908) 
Discurso del 1 de agosto de 1895-“Necesidad de la repoblación de los bosques”-

 
«Para la explotación de cualquiera cosa se necesitan industriales y casas de comercio con capital: 
porque estos capitalistas y emprendedores necesitan, a su vez, estar convencidos de que sus proyectos no fracasarán; 
porque es necesario estimular a estas empresas allanándoles los primeros obstáculos gratuitamente; y en fin, 
porque es necesario extender la educación industrial entre nuestros campesinos, mostrándoles prácticamente cómo podrán vencer tales o cuales dificultades o emprender las explotaciones de sus productos naturales ignoradas por ellos». 
Dr. Fernando Altamirano (1848-1908) 
Discurso del 14 de agosto de 1907 -Aniversario del Instituto Médico Nacional-


«¡Oh industriales! Acordaos, cuando recibís crecidas rentas, que ya ha sucumbido gran número de sabios, agotados por la fatiga y la miseria. Ceded a sus familias una parte».
 Dr. Fernando Altamirano (1848-1908) 
Discurso del 29 de julio de 1875 -Conmemoración del  Dr. Lauro M. Jiménez-


«No hay que retroceder ante este triste espectáculo, juventud estudiosa: vosotros modificaréis nuestras costumbres, y con la luz de la libertad y el progreso colocaréis al sabio en el lugar distinguido que merece». 
Dr. Fernando Altamirano (1848-1908) 
Discurso del 29 de julio de 1875 -Conmemoración del  Dr. Lauro M. Jiménez-


«Altamente me honra hacer uso de la palabra en esta ocasión en nombre de mi gobierno, y saludar con todo el entusiasmo de mi corazón a la noble y generosa España […]
¡Tierra bendita que guarda nuestra historia, nuestra flora, nuestros monumentos, nuestra religión, nuestro idioma, nuestros sentimientos y la noble sangre que corre por nuestras venas!»
 Dr. Fernando Altamirano (1848-1908) 
Discurso del 10 de abril de 1898. IX Congreso de Higiene y Demografía en Madrid 


«En México ha sido necesario, casi siempre, trabajar en botánica y zoología por sólo el amor a la ciencia». 
Dr. Fernando Altamirano (1848-1908) 
Discurso del 29 de febrero de 1908. “Los fines y medios de investigación del Instituto".


«He aquí al verdadero maestro: su enseñanza se desbordaba de los recintos augustos de la cátedra para ir a penetrar hasta los rincones apartados del país». 
Dr. Fernando Altamirano (1848-1908) 
Discurso del 28 de marzo de 1901. –”A la memoria del profesor Don Alfonso Herrera”-.


«Los autores de la farmacopea han quedado así olvidados del público, pero nosotros no debemos hacer lo mismo […] Debemos darlos a conocer a la sociedad, en general inteligente, y transmitir su memoria como acreedores que son a la gratitud pública». 
Dr. Fernando Altamirano (1848-1908) 
Discurso del 28 de marzo de 1901. –”A la memoria del profesor Don Alfonso Herrera”-.

«Las altas verdades y los sólidos principios de cuya conquista se envanece con tanta razón la ciencia humana, derivan de dos fuentes principales: o provienen de las investigaciones de los sabios, o de las tradiciones de los pueblos». 
Dr. Fernando Altamirano (1848-1908) 
Discurso del 14 de agosto de 1903. –”Aniversario del Instituto Médico Nacional”-.

«La tradición es la materia prima de la elaboración científica, y es vituperable su olvido, es injustificable su desprecio. Y si es verdad que muchas tradiciones son erróneas, no es menos cierto que la tradición, que es experiencia acumulada, encierra casi siempre un fondo de verdad, que al hombre investigador toca dilucidar». 
Dr. Fernando Altamirano (1848-1908) 
Discurso del 14 de agosto de 1903. –”Aniversario del Instituto Médico Nacional”-.

«El estudio metódico de la tradición, no ha sido a la ciencia ni a arte alguno tan útil como a la medicina y a la observación y experimentación científicas». 
Dr. Fernando Altamirano (1848-1908) 
Discurso del 14 de agosto de 1903. –”Aniversario del Instituto Médico Nacional”-.

«Este mundo microscópico ha sido sospechado y conocido en parte por hombres sabios como Leibniz, Bernoulli, Fontanelle […] Les ha servido como prisma para observar la materia organizada[…]; les ha dado fundamento para suponer la pluralidad de los mundos habitados; los ha obligado, en fin, a admitir una vida universal regida por las mismas leyes y ¡una inteligencia suprema creadora y conservadora de todo lo que existe!» 
Dr. Fernando Altamirano (1848-1908) 
Lectura de febrero de 1884 en la Academia Nacional de Medicina. –“Microzoología. Utilidad del Estudio de los Infusorios y su Moderna Clasificación”-.

«¿Qué mayor utilidad puede presentarnos el conocimiento de los protoorganismos? ¿Qué beneficio más grande pueden recibir nuestros semejantes que preservarlos de las enfermedades y procurarles la salud? ¿Y qué mayor satisfacción y ambición más noble del médico naturalista?» 
Dr. Fernando Altamirano (1848-1908) 
Lectura de febrero de 1884 en la Academia Nacional de Medicina. –“Microzoología. Utilidad del Estudio de los Infusorios y su Moderna Clasificación”-.

«Quizá muchos de los microbios que ahuyentamos y destruimos hoy con nuestros agentes químicos, mañana tengamos que procrearlos para que ahuyenten o destruyan a los que causen mal. Quizá pase algo análogo con la vacunación. Quizá sea lo mismo con los virus atenuados, que llegan a ser, dice Friedrich, como fieras domésticas que ahuyentan de la casa a los salvajes». 
Dr. Fernando Altamirano (1848-1908) 
Lectura de febrero de 1884 en la Academia Nacional de Medicina. –“Microzoología. Utilidad del Estudio de los Infusorios y su Moderna Clasificación”-.

«El reino vegetal nos reserva todavía grandes recursos que pueden explotarse en provecho de los fabricantes y de la humanidad. Cierto es que la química, con sus admirables procedimientos de síntesis, ha obtenido principios que produce la celdilla vegetal, pero poco es aún. Además, lo artificial no sustituye siempre con ventaja a lo natural; numerosos casos hay en que lo fabricado es más costoso que lo producido por la naturaleza». 
Dr. Fernando Altamirano (1848-1908) 
Agosto de 1897. Presentación en el VIII Congreso Farmacéutico Internacional en Bruselas. Según el artículo “Los nuevos medicamentos naturales de procedencia mexicana” de M. Duyk

«En México, poseemos numerosos productos naturales que son útiles a la medicina, y que se usan poco, casi desconocidos y menos explotados. He aquí, pues, un medio de propagar la producción de nuevos medicamentos; introducir los productos naturales en estos grandes centros de estudio, de aplicación y de consumo; llevar el remedio a los enfermos, al propio tiempo que los beneficios a los industriales». 
Dr. Fernando Altamirano (1848-1908) 
Agosto de 1897. Presentación en el VIII Congreso Farmacéutico Internacional en Bruselas. Según el artículo “Los nuevos medicamentos naturales de procedencia mexicana” de M. Duyk


«Contamos en abundancia en nuestro país, con muchas de aquellas materias primas que se emplean en la fabricación de productos que llegándonos del extranjero tienen que salir a un elevado costo, ya porque el fabricante y el consignatario tienen que reservarse una utilidad y ya también por los gastos de transporte, derechos, etc. que se recargan a la mercancía». 
Dr. Fernando Altamirano (1848-1908) 
Abril de 1899. Proyecto para establecer una fábrica de productos químicos y farmacéuticos. “El 28 aniversario de la "Sociedad Farmacéutica Mexicana“. La Farmacia. Tomo VIII. Núm. 4.

«En vez de que el médico rechace con desprecio los medicamentos que el vulgo le presente, deberá aceptarlos para someterlos, si no los conoce, a una rigurosa observación científica que le revele la verdad. Jamás deberá ocultar su ignorancia con una sonrisa de incredulidad y de desprecio». 
Dr. Fernando Altamirano (1848-1908) 
10 de febrero de 1878. Introducción a su tesis «Legiminosas Indígenas Medicinales: Contribución al Estudio de la Farmacología Nacional».



martes, 11 de agosto de 2020

3 de febrero de 1886. Nota sobre los efectos de Guau (Rhus radicans)

3 de febrero de 1886.  El Dr. Fernando Altamirano presentó su trabajo titulado: «Nota sobre los efectos de Guau (Rhus radicans)», en la sesión de la Asociación Médica Pedro Escobedo. Esta presentación fue publicada en la sección "materia médica", de la revista de la asociación, llamada «El Observador Médico», en el tomo 1, páginas 149 a 151, de ese año.

La transcripción de la presentación es la siguiente:


NOTA SOBRE LOS EFECTOS DEL GUAU (*) 

(Rhus radicans.) 

     Con este nombre, y con el de Mala mujer, se conoce entre nosotros una planta que habita en diversos lugares de la República, siendo de los terrenos de Chapultepec el producto hoy recogido y que ha dado lugar a los accidentes de que voy a hablar. 

     Es muy sabido que esta planta produce hinchamientos de la cara, y sobre todo del escroto, lo que le ha valido el nombre de Mala mujer. Se cree que es tan activa que basta pasar junto a ella para sufrir sus efectos. Parece que el principio activo es volátil, muy difícil de aislar y por lo mismo se recomienda usar la planta entera y colectarla antes de que salga el sol. No sé qué pruebas se hayan dado de esto; pero sí me consta que yo, y personas que me acompañaban, hemos estado algún tiempo debajo de las plantas de guau de Chapultepec, hemos cortado los ramos, y conducídolos después a mi habitación, con la precaución de no tocar los ramos sino con las extremidades de los dedos, y ningún síntoma, ni la menor molestia hemos sentido, por lo que creía que eran inactivos dichos ejemplares de Chapultepec; pero tal sospecha era infundada, como vamos a ver por la siguiente historia. 

     N. N. de 20 años, bien constituido y de oficio yerbero, se puso a cortar guau del bosque referido, para traer dos arrobas a la Botica de la calle de Tacuba. Comenzó su operación a las diez de la mañana del día 29 del presente; concluyó el corte a las doce del mismo día y condujo su carga sobre la cabeza, llegando como a la 1 al mencionado establecimiento. Allí se puso a fraccionarla, extendiéndola después en un lugar apropiado, terminando como a las dos de la tarde, hora en que se retiró a comer a su casa. En la tarde anduvo en la calle, y como a las seis sintió calosfrío, algo de cansancio, y que se le hinchaban los párpados de ambos ojos, poniéndosele rojos, como si estuvieran con erisipela, según decía el enfermo; en seguida se le hincharon las orejas y después toda la cara. Al siguiente día también el cuello, tronco y miembros superiores estaban rojos, sentía comezón y vio aparecer una erupción como salpullido. El enfermo dice que entonces tenía calentura y que todas las molestias que sufría se limitaban de las ingles y órganos genitales hacia arriba, mientras que de las mismas partes hacia abajo nada sentía.

     Yo lo examiné  las once de la mañana del día 31, día y hora en que se presentó a mi consulta: los párpados estaban ligeramente edematosos; los pómulos y las orejas sembrados, lo mismo que el resto de la cara, cuello, tronco y miembros superiores, de una erupción papulosa y pustulosa. La coloración roja, exceptuando las partes mencionadas, no era tan marcada, y solo se notaba muy visiblemente en la base de los párpados. Temperatura en la axila: 37° -Pulso: 80 por minuto. Poco ardor y mucha comezón. La erupción era más confluente en las corvas, sangraderas e ingles. En el escroto, también ligeramente rubicundo, y en el pene, no pude notar nada, no obstante que el paciente se empeñaba en hacerme notar que estaban hinchados y con granos, como él decía. 

     Con el auxilio de una lente pude notar que cada pústula o pápula llevaba en su centro un vello, fino o grueso, según la región observada; aunque en algunas no lo percibí, fué tan excepcional, que, tengo la creencia de que solo en donde hay vello, existe o nace la pápula o pústula. El aspecto general de la erupción se parece mucho al que produce la aplicación de la resina de tapsia. 

     No había ningún otro pormenor notable.

     Informándome acerca de si su esposa, que era la persona más en contacto con el enfermo, había presentado la misma erupción, me refirió éste que algo tuvo ella en la cara; pero no pude yo rectificar tal aserto porque, a pesar de sus promesas, no cumplió con llevarla a mi consulta, y ni a él he vuelto a observar. 

     El tratamiento que el mismo enfermo se había instituido, era una pomada de sulfato de fierro que, en otra ocasión y por la misma causa, le había recetado algún médico. 

     En vista de que el principio activo del Guau es volátil y de que la erupción ocupaba el lugar correspondiente a las glándulas sudoríferas que, como se sabe, coinciden con los bulbos pilíferos; de que la erupción era general y más confluente en los lugares de mayor sudación, como ingles, axilas, cara, etc.; de que ocupaba lugares envueltos por la ropa (Ésta consistía en calzón, blusa y camisa de manta) como ingles, etc., lugares que no pudieron recibir el contacto directo de la planta o sus emanaciones; y de que no aparecieron los accidentes inmediatamente, sino a las ocho horas y después de una activa transpiración; y por último, en vista de que accidentes análogos son producidos por otras sustancias (como el yoduro y bromuro de potasio y el mercurio en el hidrargirismo) al eliminarse por lo piel; ¿no se podría admitir que el principio activo de la planta que nos ocupa, es realmente volátil, que se absorbe por el pulmón, eliminándose por la piel y que, al salir por la superficie cutánea, produce sobre el dermis una acción irritante más a menos marcada en sus efectos, según la cantidad absorbida y eliminada? Y si la excitación tarda en manifestarse algunas veces ¿ello no puede depender del tiempo que tarda en hacerse la eliminación, la cual es muy posible no sea pronta o fácil, en las personas sucias que llevan el dermis cubierto de una especie de detritus que impide dicha eliminación? 

     Admitido esto, bien se puede explicar entonces, por qué hay la creencia entre el vulgo de que basta ponerse a la sombra de esta planta, para que se hinche el escroto, y por qué no todas las personas sufren iguales consecuencias manejando o poniéndose en contacto con ese vegetal, pues que la absorción del principio volátil puede impedirse fácilmente por diversas circunstancias, como la dirección del viento, la hora del día, la brevedad de la operación del corte de la planta, etc., y en fin, por qué, en el individuo que nos sugirió la presente nota, apareció la erupción tan general y tan confluente, pues que absorbió fuerte cantidad de principio activo, respirando cuatro horas consecutivas cerca de dicha planta. 

     La experimentación vendrá a decidir acerca de la verdad o falsedad de mis suposiciones. Yo quiero, por ahora, indicar simplemente otro recurso por donde ir a investigar la acción fisiológica del guau. 

     Como resultado práctico de la hipótesis señalada, viene lo siguiente: 

1°. Que para curar los accidentes causados por el guau, seria racional hacer sudar al paciente y mantener su piel en un estado de limpieza suma, durante la sudación. 

2°. Que para evitar nocivas consecuencias, los que manejen esa planta procuren no respirar cerca de ella o, por lo menos, cuidar que el aire que llegue a sus pulmones no haya tocado a la planta. 

3°. Que de las preparaciones farmacéuticas en uso, solo serán activas la tintura preparada con la planta reciente y el jugo. El extracto debe ser inactivo, y en efecto, recuerdo que el Dr. Domínguez no obtuvo ningún fruto haciendo experiencias con el extracto de esta planta; y sin embargo, es la única preparación que se ha usado, preparándola a fuego desnudo. 

4°. Que tal vez convendría para experimentar la acción fisiológica del guau o para utilizar sus preparados farmacéuticos, aplicarlo del modo siguiente: la planta, recientemente cortada en horas de baja temperatura, encerrarla en un recipiente (sea de caucho o caja de madera o de lata), comunicar este recipiente por una parte, con la atmósfera y por la opuesta con las vías respiratorias, y que el animal o persona, respirase el aire que atraviesa y baña la planta contenida en el depósito.

     Queda, pues, este problema para la resolución de los clínicos o experimentadores y ojalá pronto nos proporcionen la solución de él. No hay que temer consecuencias mortales ni aun graves, lo que alentaría sin duda, llegada la indicación, de que los clínicos hagan esos ensayos. 

     Fernando Altamirano