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Índice de documentos presentados sobre el Dr. Fernando Altamirano

sábado, 15 de mayo de 2021

16 de mayo de 1893. El Dr. Fernando Altamirano defiende al Instituto Médico Nacional ante acusaciones de El Universal

16 de mayo de 1893. El Dr. Fernando Altamirano defiende firmemente la labor del Instituto Médico Nacional y muestra detalladamente los resultados de este instituto, ante las graves acusaciones que fueron publicadas los días 11 y 16 de mayo en el periódico El Universal, inclusive en la primera página de ese diario el último día. 

Esta respuesta es una magnífica oportunidad para conocer puntualmente los resultados del Instituto Médico Nacional en sus primeros cinco años de existencia, por el mismo escrito de su director. Ante las ocho acusaciones que fueron publicadas en El Universal, Altamirano responde de forma precisa y brinda abundantes evidencias de su defensa, de una manera concisa pero completa. Altamirano menciona los trabajos y descubrimientos de botánica médica y farmacología realizados con diversas plantas mexicanas, los resultados de fisiología, y del resto de laboratorios, como el de química analítica, los resultados de geografía médica, y las amplias relaciones institucionales que se establecieron con investigadores e instituciones científicas en esos cinco años, así como los reconocimientos obtenidos, entre otras cosas. El Universal publicó la respuesta, pero fraccionada en las últimas páginas de los ejemplares de los días 20, 23 y 24 de mayo del mismo año. Posteriormente, y de forma más visible, el diario El Partido Liberal, publicó también la respuesta del doctor Altamirano en sus ejemplares de los días 24, 25 y 26 de mayo.  Aquí se muestra la versión publicada en El Partido Liberal.

Vale mucho la pena leer toda esta respuesta de Fernando Altamirano, como un buen resumen de los logros del instituto que él dirigía, en los primeros cinco años.

 

Por tratarse de un centro de indagación científica de tan trascendental importancia como el    «Instituto Médico Nacional», y a reserva de emitir nuestro juicio propio acerca de tan útil establecimiento, comenzamos a copiar ahora la defensa que de él hace su muy digno director, dirigiéndose a un muy apreciable colega nuestro.

 

México, Mayo 16 de 1893.

Señor Director de El Universal.—Presente.

Muy señor mío:

En los números correspondientes al 11 y 16 del actual, del diario que usted dignamente dirige, se han publicado artículos en que se hacen graves cargos al Instituto Médico Nacional, que está bajo mi dirección. Como es de mi deber contestar esas acusaciones, paso a cumplirlo.

Los cargos a que me refiero son los siguientes:

1°. Que el Instituto, en puntos de gran importancia, no ha cumplido con el objeto que se le designó al establecerlo.

 2°. Que con motivo del tifo ha podido lamentarse el funesto desdén del Instituto Médico, hacia los remedios indígenas, algunos de los cuales son tenidos por verdaderos específicos.

3°. Que el Instituto ha tenido horror hacia la medicina indígena o casera.

               4°. Que nadie sabe lo que hace o en qué se ocupa el Instituto.

               5°. Que una sola noticia se ha tenido de él, cuando resolvió desfavorablemente para las chintatlahuas y lo hizo mal.

               6°. Que fuera de ese caso, el Instituto ha sido la carabina de Ambrosio, y muy cara, porque le cuesta a la nación cerca de 100,000 duros.

               7°. Que el Instituto no ha estudiado el específico, con que el Sr. General Aureliano Rivera, ha curado más de 4,000 casos de tifo.

               8°. Que el Instituto, incomunicado de los facultativos y de las academias extranjeras, especialmente de las americanas, ene que el estudio comparado de producciones análogas es tan importante, resulta casi inútil.

               En plena lógica tendría yo el derecho de pedir las pruebas de esas acusaciones, porque decir no es probar, pero quiero, para mayor brevedad, contestar los cargos sin pedir pruebas. Debo advertir a usted que en documento no extenso, somo debe ser el presente, véome obligado a ser concreto y si por este motivo no fuere bastante explícito, usted se dignará indicarme sus dudas y yo las satisfacer.

               1°. El Instituto, según la ley que lo creo y según el artículo 1 de su reglamento, tiene por objeto el estudio de las aplicaciones útiles de la fauna y flora del país, y el de la geografía médica y climatología nacional. Las cinco secciones en que está dividido y que son: de historia natural, de química, de experimentación fisiológica, de clínica terapéutica y de geografía médica y climatología, han trabajado conforme a los programas anuales, de los que remito a usted un ejemplar y según consta en todos los documentos publicados en El Estudio. Al contestar el siguiente cargo, verá usted en sinopsis lo que el Instituto ha hecho. Como El Universal no ha precisado los puntos de grande importancia en que el Instituto no ha cumplido su objeto, yo solo puedo contestar en lo general ese cargo vago, con las razones que va usted a ver.

               2°. El Instituto ha colectado más de 7,000 ejemplares de plantas indígenas, las ha conservado formando herbarios, las ha distribuido según el método de Benthan, ha determinado muchísimas especies, ha formado un museo con más de 2,000 ejemplares de drogas del país, tiene un almacén de ellas para surtir a las secciones; ha hecho el estudio analítico y las preparaciones farmacéuticas de la contra-yerba, el codo de fraile, el zacatechichi, la yerba de la Puebla, el pambotano, el llora sangre y el yoloxochitl, el matarique, la lobelia, la falsa quina de Michoacán, el chicalote, el tlalocopetate, la cáscara amarga, el cacahuananchi, la yerba del burro, el chilillo y otras varias plantas de que no recuerdo en este instante. Ha preparado por procedimiento nuevo el ácido sénico y los senecatos de potasa y sosa, tomados de la yerba de la Puebla; la psorolina, extraída de la contra-yerba, cuatro alcaloides descubiertos en el llora sangre, un alcaloide descubierto en el yoloxochitl, un principio amargo descubierto en el zacatechichi, etc. Ha emprendido una serie de estudios de las aguas medicinales del país, recopilando lo que ya se sabe y analizando las aguas que no están estudiadas. Ha hecho la experimentación fisiológica con la mayor parte de las plantas referidas, llegando a resultados importantes en la experimentación de la yerba de la Puebla, de la contra-yerba, de la quina de Michoacán, del codo de fraile, de la lobelia y del llora sangre. Ha hecho traer dos veces serpientes de cascabel para estudiar la pretendida acción curativa del guaco en la mordedura de esos animales.

               Ha estudiado en la clínica la acción terapéutica de muchas de las plantas mencionadas y además la del palillo, la del palo del muerto, de la závila, del tlaxcapán, del tumbavaquero y del añil. Ha emprendido el estudio de la acción medicamentosa del aire comprimido y saturado con los principios volátiles del ahuehuete y del ajocopaque.

               Ha recopilado los datos para formar una serie de medicamentos purgantes y otra de analgésicos con las plantas del país. Después de referidos estos hechos, creo que nadie se atreverá a decir que el Instituto ha visto con profundo desdén las plantas indígenas del país.

               3°. Probado como está, que el Instituto ha estudiado y estudia la terapéutica indígena o casera, todavía puedo añadir que en la actualidad se está concluyendo la formación de una obra denominada: Repertorio de plantas mexicanas, en la que constan más de 3,000 vegetales con su sinonimia vulgar, sus usos, según la vulgar tradición, y los lugares en que vegetan. Está destinada esta obra, no solo a servir para el uso de los profesores del Instituto y sus colaboradores, extendidos en todo el país, sino también para dar a conocer nuestra flora en el extranjero, y proporcionar guía y estímulo a los profesores mexicanos afectos a esta clase de estudios. El Sr. Dr. Dugès, de Guanajuato, el Sr. Dr. Ezequiel Torres, de Chihuahua, y algunos otros colaboradores, pueden dar testimonio de que el Instituto publica los trabajos nacionales que se le remiten, y hasta estimula para que se emprendan otros nuevos. Después de esto, creo que ninguno podrá decir que el Instituto ve con horro la terapéutica indígena o casera.

               4°. Los que no hayan leído nunca El Estudio, órgano del Instituto, no sabrán ciertamente una palabra de lo que se hace o en qué se ocupa este establecimiento. Pero los que hayan leído esta publicación, saben que el Instituto celebra juntas mensuales, que en ellas, cada una de las secciones, por conducto de su jefe, informa de los trabajos en el mes anterior; que se ha publicado mucho de lo relativo a recolección de productos, análisis y preparaciones, experimentación fisiológica y observación clínica. En este periódico habrán visto los estudios acerca del axocopaque, del chicalote, del yoloxochitl, del llora sangre, de la contrayerba y de otros muchos que será ocioso repetir. Habrán visto el análisis de las aguas del Peñón, los varios estudios verificados en las excursiones a Pátzcuaro y a Cacahuamilpa; las láminas que ilustran estos trabajos, los estudios de la geografía médica y climatológica, las conferencias verificadas anualmente el 14 de agosto, y todo, en suma, lo que contiene el tomo IV de El Estudio. No es pues, una verdad, señor director, de El Universal, que nadie sepa lo que hace el Instituto; lo saben hasta algunos extranjeros honorables.

               5°. Dicho está con lo anterior, que no es cierto que solo se haya tenido noticia del Instituto cuando resolvió acerca de las chintatlahuas: la prensa toda de la capital, incluyendo El Universal, han tenido noticia del Instituto cuando se estudió la linfa de Kock, cuando se habló de la boconina, y no hace mucho tiempo, El Universal mismo publicó el resultado de una visita que su reportero hizo al establecimiento para ver el aparato Legay. Ya en otra vez y ahora, El Universal ha dicho que es malo el fallo del Instituto acerca de las chintatlahuas, por no haberlas empleado a la dosis que se aconsejaba. Aparte de que El Universal, en ambas veces se ha olvidado de que el informe rendido por el establecimiento comprendía la clasificación zoológica del arácnido, el resultado del análisis químico que demostró la existencia de una ptomaica, las varias experiencias fisiológicas hechas con la picadura de chintatlahua y la inyección del veneno, todo lo cual demuestra un estudio concienzudo del asunto; aparte de eso, digo, no tomó en cuenta que hice una excursión expresa al estado de Oaxaca, para estudiar en el mismo terreno y según los informes de los prácticos, la manera de administrar el medicamento.

               El informe a que me refiero publicado en el Diario Oficial, y en El Universal, contiene en sinópsis los resultados de los estudios de historia natural, que química, y de experimentación fisiológica; pero reproduce íntegras las observaciones hechas por el personal de la sección de terapéutica clínica. No es de buen criterio apoyarse en el vago decir del P. Ortiz o de cualquier otro que no se ha tomado el trabajo de hacer observaciones verdaderamente científicas, para fallar sobre asunto que le es perfectamente desconocido. En el mismo citado informe se ve que el Dr. Miguel Zúñiga observó dos veces hiperestesia y otros fenómenos que recordaban los de la intoxicación, y como por entonces se rumoraba que habían acaecido casos de envenenamiento, no era discreto propinar dosis mayores, ni era humano siquiera, porque entre dejar de hacer un descubrimiento o asesinar a un enfermo, preferible sería en todo caso lo primero. Por lo demás, es sabido que con las dosis tan reclamadas por El Universal no se han curado varios enfermos de tifo, que, a pesar de haber tomado veinte chintatlahuas, fallecieron.

               Con poco trabajo que se tenga para reflexionar en esto, se comprenderá que el instituto dilucido esta cuestión con criterio científico y que nadie ha demostrado ni podrá demostrar lo contrario, procediendo con las reglas del criterio clínico. En consecuencia, ni es verdad, señor director, que una sola noticia se haya tenido del Instituto, cuando resolvió desfavorablemente acerca de las chintatlahuas, ni es verdad que lo hizo mal.

               6°. Además de las aplicaciones medicinales de nuestra flora, se han estudiado no pocas veces algunas aplicaciones útiles de otro género. El ramlé y su manera de descorticarlo, se ha estudiado en este plantel. La yerba del chicle, bajo el aspecto científico e industrial, se ha estudiado también. La muestra de un producto denominado cera vegetal; varios insectos que atacan algunas plantas útiles y algunos otros asuntos semejantes se han estudiado por orden de la Secretaría de Fomento. Con el objeto de completar nuestros estudios y servir a la higiene pública, se emprendió el estudio bacteriológico de las aguas potables de la Ciudad de México y los resultados fueron reunidos en un trabajo leído en diciembre último en el Congreso de Higienistas. En la actualidad se ha comenzado el estudio bacteriológico del aire, comenzando por el de los tubos ventiladores y de su vecindad. A fines del siglo pasado, el distinguido naturalista Cervantes, escribió una obra, en 1780, que inédita hasta el año de 1890, fue adquirida por la Secretaría de Fomento y este precioso manuscrito fue publicado en El Estudio. El sabio D. mariano Col, publicó en 1832 una preciosa flora del camino de México a Puebla. La obra estaba agotada y perdida y El Estudio hizo la reimpresión.  Los doctos naturalistas Mociño y Sessé escribieron una obra «Acerca de las plantas de Nueva España». También estaba agotada y el Instituto la reimprimió, enriqueciéndola con notas. Aunque sin resultado, se han hecho algunas gestiones para conseguir la publicación en nuestro periódico de las obras del Dr. Oliva y de algunos artículos acerca de botánica, publicados en el Diario de Madrid a principios del presente siglo. El Instituto ha concurrido a la Exposición de París, con herbarios y más de mil drogas mexicanas, habiendo obtenido por esto, medalla de oro. Actualmente concurre a la Exposición de Chicago con una colección de maderas, una colección de preparaciones químicas extraídas de nuestras plantas, una colección de preparaciones microscópicas y de fotomicrografías, no habiéndose podido conseguir, por circunstancias ajenas a nuestra voluntad, una colección completa de aguas minerales. En la imprenta de Fomento están actualmente: una Zoología Médica, escrita por nuestro colaborador el Dr. Jesús Sánchez, la Geografía Médica y Climatológica del Valle de México, trabajo reglamentario de nuestros programas, concluido ya por el jefe de la sección 5ª y un estudio amplio y concienzudo hecho por el ayudante de la sección 3ª, Dr. Vergara Lope, acerca de la respiración humana en la Mesa Central, refutando lo que acerca de México escribió en París hace algunos años, el Dr. Jourdanet en una obra muy conocida. Después de haber leído esto, creo, señor director, que será injusto y desleal seguir diciendo que el Instituto es una carabina de Ambrosio y no es exacto que cueste cerca de 100,000 pesos, pues si esta cantidad se refiere a su presupuesto anual, éste no llega ni a la tercera parte de esa cifra, y si se refiere a todo lo gastado tiene el establecimiento, según sus inventarios, aprovechado más de la mitad de lo existente, debiendo tenerse en cuenta que sus resultados científicos no son de escasa importancia.

               7°. Lo mismo que El Universal, pienso con extrañeza que es muy raro que en el Instituto no se haya tenido noticia del notable específico con que el Sr. General Aureliano Rivera ha curado más de 4,000 casos de tifo. Ni cuatro mil, ni cuatrocientos, ni cuarenta, ni cuatro, ni un caso de tifo hay de curación auténtica por otros varios pretendidos específicos que el Instituto conoce. No llegaron a tan asombrosa cifra los casos de pretendida curación con las chintatlahuas, y sin embargo, toda la prensa se ocupó de ellas y hasta las aprovecho la especulación para venderlas al menudeo, garantizando su legitimidad. Pienso, como El Universal, que es verdaderamente raro, dada la alarma general que produjo la epidemia y siendo tan numerosos los casos de tifo curados con el específico del señor general, no lo haya sabido el Instituto. Mas como quiera que sea, no lo ha sabido, y por eso no lo ha estudiado. Ya me dirijo al Sr. General Aureliano Rivera, para pedirle el remedio y estudiarlo.

               Entretanto, cónstele a El Universal, que si no se ha estudiado el susodicho específico en el Instituto, no es por falta de voluntad para el cumplimiento de su objeto.

               8°. Más de ochenta publicaciones científicas extranjeras recibe el Instituto en intercambio de su periódico. De San Salvador, de Nicaragua, de Argentina y de los Estados Unidos han venido espontáneamente publicaciones de carácter no científico. «La Smitsonian Institution» (sic) de los Estados Unidos, remite a este establecimiento todas sus publicaciones, y en los años de 1891 y 1892 ha regalado una grande obra titulada «Revista Científica», compuesta de muchos tomos con numerosas y notables ilustraciones, en la que consta, año por año, todo lo notable que se ha escrito en el mundo a propósito de ciencias médicas, y en el último año el Instituto ha merecido ser citado por alguno de sus trabajos. El Sr. Palmer, encargado de la sección de ornitología, en el Departamento de Agricultura de Washington, ha escrito al secretario de este instituto solicitando algunos números de El Estudio y los trabajos de Geografía Médica, por habérsele extraviado en el correo los números que antes se le habían enviado. En constante correspondencia con el Instituto el Departamento de Agricultura de Washington nos envía todo lo que publica. El Laboratorio Sanitario de Michigan acaba de enviar su interesante periódico bacteriológico, solicitando el nuestro. Los notables sabios europeos Schutzemberger, Gamaleia y Limoussin, son colaboradores del Instituto. El último de dichos señores nos pidió para proceder conforme las leyes de su país, autorización expresa para traducir al francés y publicar los trabajos de historia natural y de química publicados por el Instituto. Concedida como le fue la autorización, ha dado a luz el Sr. Limoussin cuatro entregas formadas con trabajos originales de nuestros compatriotas, solamente una de esas entregas han llegado a nuestro poder y le remito a usted un ejemplar. El Dr. Heckel, profesor de biología general en Marsella, me escribió una carta con fecha 27 de mayo del año pasado, solicitando ser nombrado colaborador del Instituto. En ese original que usted podrá ver usted cuando guste, se encuentra el siguiente párrafo que a la letra copio: «Como podréis juzgar por algunas recientes publicaciones que os dirijo por este mismo correo, me ocupo específicamente de la materia, objeto del Instituto que dirigís y que honra la iniciativa de vuestra nación, porque no hay en Europa institución semejante». El conocido Dr. Doneaux, director de la biblioteca de «L’Ecole Superieur de Pharmacie» de París, en su carta del 3 de diciembre de 1889, dice refiriéndose a nuestro periódico: «Esta publicación científica es muy apreciada por el director Mr. G. Planchen, los profesores y los estudiantes de nuestra escuela, sobre todo, por sus excelentes artículos de materia médica». Puede usted ver, señor director, íntegra esta carta en ele número 1, tomo II de El Estudio, correspondiente al 6 de enero de 1890. La Gaceta Médica Catalana, Los Nuevos Remedios, de Madrid, el Insect Life, publicación oficial del Departamento de Agricultura en los Estados Unidos, El Botanisches Centralblat y el Botanische Zeitung de Alemania, La Revue Scientifique, de Francia, y algunas otras publicaciones, se han ocupado del Instituto o han reproducido sus artículos. La Revue Scientifique, por ejemplo, uno de los más acreditados periódicos entre los científicos de todo el mundo, hizo en su número correspondiente al 30 de mayo de 1891, página núm. 701, un resumen del trabajo del Sr. Vergara Lope acerca de la anoxemia, y concluye La Revue con las siguientes palabras: «Aprovechamos esta oportunidad para recomendar a los fisiologistas la excelente memoria publicada por M. Vergara Lope, en la que se encuentra la descripción de numerosos experimentos, hechos con útiles como los usados en nuestros mejores laboratorios; experimentos que han interpretado juiciosamente».

               Consta por estas citas y hechos, que el Instituto no está aislado de las corporaciones científicas extranjeras y que está en relación principalmente con las americanas, esto es, todo lo contrario de que El Universal dice en su último cargo, que lo mismo que todos los anteriores he refutado, no con palabras ni suposiciones, sino con hechos cuya veracidad podrá usted comprobar viniendo o enviando a quien guste para cerciorarse en este Instituto de la exactitud de todo lo dicho.

               Ruego a usted, señor director de El Universal, se sirva aceptar las consideraciones de su atento S. Q. B. S. M.

Fernando Altamirano.



 



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