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viernes, 20 de noviembre de 2015

Continua decimotercero experimento con extracto de semillas de colorín (Erythrina coralloides). 20 de noviembre de 1876.

Noviembre de 1876. Continua decimotercero experimento con extracto de semillas de colorín (Erythrina coralloides). El 20 del mismo mes repetimos el propio experimento dividiendo la médula en dos ranas a nivel de la 4ª vértebra, e inyectando a la una por un muslo 25 miligramos de Erythrina, y a la otra, igualmente por el muslo, la misma cantidad de curare.

La primera recibió el veneno a las 4 y 29’ de la tarde. A los 2 minutos se aplomó, quedando insensible en todo su cuerpo, menos en los ojos, que hundía y cerraba con sus párpados transparentes luego que los tocábamos con un cuerpo extraño. A las 4 y 41’ descubrimos los nervios axilares, y los encontramos indiferentes a la corriente, no sucediendo lo mismo con los crurales, que guardaban su susceptibilidad, aunque perceptiblemente embargada. Volvimos a tocar con los reóforos estos nervios, previamente humedecidos, a las 5 de la tarde, y los encontramos ya del todo insensibles al paso de la corriente.

La segunda rana recibió el curare a las 4 y 39’ de la tarde, y por razón que no hemos podido explicarnos no murió sino hasta las 5 h. y 5’, presentando el fenómeno más raro todavía de haber quedado el cadáver con los nervios crurales muertos, y con los axilares exquisitamente sensibles al paso de la corriente. Sin duda que nuestro modus operandi adoleció en este caso de algún defecto esencial; pero no hemos querido esclarecerlo, por tratarse de un veneno perfectamente estudiado que ha venido sirviéndonos únicamente de término de comparación.

Pero del resultado de estos experimentos, fríamente observado, se infiere que nuestro veneno dirige su acción hacia los nervios motores de un modo enteramente parecido al curare, con la particularidad de que su acción es lenta para difundirse por el cordón nervioso cuando éste no es bañado por el tósigo sino en su extremidad terminal; y muy rápida, más aún que la del curare, cuando obra simultáneamente sobre los dos extremos del nervio.

La repetición de estos últimos experimentos con idénticos resultados, nos autorizan, creemos, para dar por resuelto este análisis fisiológico, asentado como ley que la Erythrina mata los nervios motores rápidamente cuando los ataca por sus dos extremidades; de un modo lento, pero innegable también, cuando los ataca únicamente por su extremidad terminal.

Otro punto igualmente interesante nos propusimos averiguar. Hasta aquí hemos venido observando que la Erythrina administrada por la vía hipodérmica obra a dosis pequeña de un modo mucho más activo y rápido que ingerida por la boca a dosis alta: ¿sucederá lo mismo administrada por el recto?

Fuente: Manuel Domínguez y Fernando Altamirano. Del Colorín. Gaceta Médica de México, 1877.

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