7 de diciembre de 1903. El día 7 de diciembre partí en tren para Iguala, me reuní
con el Sr. Stephenson.
Motivos de la
excursión. Había dos para efectuarla: el
primero la obligación que me he impuesto, en beneficio de nuestro
establecimiento, de practicar cada año una o varias excursiones botánicas a
diversos puntos del país, para colectar ejemplares de las floras regionales con
los datos respectivos de nombres vulgares, aplicaciones diversas, distribución
geográfica, etc., y al mismo tiempo, recoger algunas otras notas sobre hechos o
tradiciones populares que puedan damos origen a investigaciones científicas.
Para cumplir con mis propósitos, había pensado ir al Estado de Oaxaca, a donde
me llevaba especialmente el estudio de una planta que interesaba a los
cafeteros. Mas tuve que prescindir de esa idea, en vista del segundo motivo que
se me presentó inesperadamente, que fue el siguiente:
El Sr. Whal, rico empresario en explotaciones rurales, se presentó
al Instituto pidiéndome los datos botánicos e industriales que tuviésemos
respecto al árbol del Linaloé y a la producción y explotación de las que
contiene. Le proporcioné, con la anuencia del Señor Ministro de Fomento los
datos industriales que yo había recogido en Iguala y Tepecuacuilco, durante excursiones
que yo había hecho hacía dos años, más los datos técnicos, cortos ciertamente, que
están consignados en los autores de botánica y materia médica.
Mas estos datos no los podía utilizar el Sr. Whal por ser vagos
y sobre todo, técnicos y referentes a una región geográfica poco explorada. Así
es que después de algunas conferencias que tuvimos, en las que le manifesté que
también podría explotar plantas resinosas, esenciales, tánicas, etc., de la
misma región del Linaloé, convenimos en que yo iría con un representante suyo,
el Sr, Stephenson, con el fin de que le enseñara dónde se producía el Linaloé
en abundancia, los procedimientos de extracción de la esencia, las diversas
plantas que pudieran explotarse, etc. A nuestro regreso haríamos un informe de
lo que hubiéramos observado, de la conveniencia de las explotaciones, y además,
su representante, que llevaba facultades, para contratar el arrendamiento de bosques
de Linaloé, le informaría, si convenía o no emprender en dichas explotaciones.
Fuente: Anales del Instituto Médico Nacional. Tomo VI. Año 1904.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario