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miércoles, 9 de diciembre de 2015

Décimocuarto (último) experimento con extracto de semillas de colorín (Erythrina coralloides). 9 de diciembre de 1876.

9 de diciembre de 1876. Décimocuarto (último) experimento con extracto de semillas de colorín (Erythrina coralloides). El 9 de diciembre, a las 5 menos 3 minutos de la tarde, ingerimos al estómago de un perro de talla mediana, 6 gramos de nuestro extracto disuelto en agua, y a las 5 y 12 minutos administramos a otro perro de talla grande una lavativa con la misma cantidad de Erythrina. Ambos animales habían comido por última vez a las 7 de la mañana.

A las 5 y 19’, el perro que recibió el veneno por la boca estornudaba con frecuencia, y sufrió un acceso como garraspera. Momentos después se notó que perdía el equilibrio y que sus movimientos por conservarlo eran desordenados y dificultosos, de tal suerte que en medio de ellos caís como si le faltasen las piernas, y no se levantaba sino penosamente. En estos momentos sus pupilas estaban muy dilatadas, y su sensibilidad se conservaba al parecer ilesa, pues pisándole la cola o alguna de las patas exhalaba roncos quejidos. A las 5 y 27’ parecía que le era imposible ponerse en pie; pero lo levantamos y dio por el laboratorio algunos pasos, que por su difícil irregularidad, no carecían de semejanza con la marcha de los que padecen ataxia locomotriz, cayendo nuevamente a corta distancia sobre uno de sus costados. Le hablábamos entonces y movía la cola en señal de que nos oía y entendía; le lastimábamos y hacía esfuerzos por incorporarse. Los signos se fueron lentamente debilitando hasta las 6 ¼ de la tarde en que le declaramos sano.

El perro que recibió la Erythrina por el recto no dio ni el más ligero indicio de la acción del tósigo; debiendo advertir que recibió su lavativa sin perder una gota, y no la volvió en todo el tiempo que lo estuvimos observando.

De todo lo referido, y a reserva de lo que más tarde pueda inspirarnos el estudio de esta sustancia, asentamos por breve resumen las siguientes conclusiones:

1ª. El extracto de la simiente del colorin (Erythrina) es venenoso.

2ª. Muy probablemente lo es para todos los seres vertebrados.

3ª. Su acción se dirige hacia los nervios motores, cuya vitalidad extingue rápidamente, si los ataca por sus extremos periférico y central; más lentamente cuando su aplicación se limita a placas de terminación.

4ª. Respeta los grandes centros de innervación (cerebro y médula), el sistema nervioso del gran simpático, y las fibras musculares lisas y estriadas. De esto resulta que el campo a la inteligencia ni se estrecha ni se perturba; que no se alteran los movimientos rítmicos del corazón; que la caloricidad no sufre disminución ni aumento; que no cesan los movimientos peristálticos del intestino, y que el desorden del aparato locomotor no significa una alteración de la médula espinal, sino la ruptura de la continuidad fisiológica entre los músculos y sus nervios motores.

5ª. Administrado por inyección subcutánea, mata rápidamente en dosis muy pequeña; por el estómago su acción es sensible, pero a dosis mucho más alta; administrada por el recto parece inofensiva.

6ª. Obrando la Erythrina como el curare, tiene sobre esta sustancia las ventajas de ser más fácilmente obtenida, de no variar de actividad con la preparación que la ministra, y de ser más precisa en su acción tóxica. En consecuencia, creemos que como instrumento de investigaciones fisiológicas es preferible nuestro veneno al preparado por los naturales de América del Sur.

7ª. El campo de su aplicación terapéutica se infiere del mecanismo de su acción fisiológica.

(Esta investigación y las conclusiones serán presentadas ante la Academia Nacional de Medicina de México el 19 de enero de 1877 y publicadas en la Gaceta Médica de México)

Fuente: Manuel Domínguez y Fernando Altamirano. Del Colorín. Gaceta Médica de México, 1877.

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