Consultando luego con la pinza eléctrica la excitabilidad muscular, la encontramos perfectamente conservada, tanto en el tren posterior no envenenado, como en los miembros que había bañado el tósigo. Llevando la pinza animada por una corriente continua a los nervios que previa y cuidadosamente habíamos aislado con varillas de cristal, encontramos a los braquiales absolutamente inertes, y los crurales sensibles a la corriente; hecho del que puede inferirse, sin lugar a dudas, que la Erythrina es como el curare, un veneno que mata a los nervios motores de la periferia al centro, salvando la fibra muscular.
Pero no quisimos dejar por base de nuestra deducción final los pocos hechos referidos, sino que, en busca de abundancia de pruebas, emprendimos el siguiente.
Fuente: Manuel Domínguez y Fernando Altamirano. Del Colorín. Gaceta Médica de México, 1877.
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