El licenciado José María Rodríguez Altamirano (o “Rodríguez y Altamirano”) fue hijo de Juan de Dios Rodríguez y de Ana María Altamirano, tía abuela del doctor Fernando Altamirano. Nació en San Luis Potosí el 16 de febrero de 1822. Se unió en matrimonio con su prima Petra Altamirano y Téllez, tía del Dr. Fernando Altamirano. Luego, a la muerte de su primera esposa, contrajo nupcias con Gregoria Noriega (¿1833?-1908). Se recibió como abogado alrededor de 1847 y llegó a ser magistrado de la Suprema Corte de Justicia del Estado de Querétaro en 1855, 1856 y 1857. El 14 de junio de 1858, fue nombrado fiscal de imprenta en Querétaro. En 1861, se convirtió en tutor de su sobrino Fernando Altamirano. Fue luego secretario del Gobierno del estado de Querétaro, cargo al que renunció en junio de 1862. El 16 de septiembre de 1862, pronunció un recordado discurso cívico en la plaza mayor de Querétaro, que fue publicado después en la Imprenta del Gobierno, dirigida por Ignacio Olvera.
Posteriormente, se trasladó a la Ciudad de México. En 1869 fue nombrado 2º juez para lo civil pero renunció, y para 1873 laboraba como defensor fiscal. En diciembre de 1874, fue electo síndico primero del Ayuntamiento de México para el año de 1875. Ese mismo año de 1875, trabajó aún en la Defensoría Fiscal del Ramo (Secretaría) de Hacienda y Crédito Público, como defensor de testamentarías é intestados, con un sueldo anual de 3,000 pesos (37.5% del sueldo que recibía entonces el ministro de esa secretaría), y con domicilio en la calle San José de Gracia número 7, donde también vivía en esa época su sobrino, el Dr. Fernando Altamirano (en 2016, esa calle se llamará Calle de Mesones, en la cuadra entre José María Pino Suarez y la calle del Correo Mayor). En diciembre de 1876 fue nombrado encargado del Juzgado 2º de Distrito en lugar del Lic. Antonio Aguado. Luego, en enero de 1877, fue nombrado segundo juez del Registro Civil en la Ciudad de México, y llegaría a ser el primer juez del mismo, puesto que ocupó hasta febrero de 1883. Después, brindó sus servicios en la notaría de los señores Agustín y Eduardo Pérez de Lara. En noviembre de 1883, el Lic. Rodríguez Altamirano fue nombrado magistrado interino del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal (3ª Sala).
Falleció el 3 de agosto de 1885, a las 5 de la tarde, debido a un tumor canceroso que tenía en el cuello desde hacía 3 años. Esto último será informado en el periódico El Siglo Diez y Nueve del 6 de agosto de 1885, donde se añadirá que el Lic. Rodríguez Altamirano “consagró su vida a hacer cuanto bien pudo; su casa era un verdadero asilo de huérfanos, donde el desvalido encontró siempre protección”.
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